miércoles, 23 de diciembre de 2009

Santorini


















Llevaba una mañana muy ajetreada. Llovía y ya tenía los pies calados. Llegó a la última oficina, a pedir el último certificado. Apenas tuvo que esperar, en días como estos la gente está a otras cosas, pensó.
Le tocó el turno; la mesa número cuatro. Allí le esperaba una mujer de mediana edad, con gafas y los dientes un poco saltones. Se sentó en frente suyo. Mientras la mujer buscaba los papeles dejó vagar la mirada alrededor. Estaba cansada y harta de ir de un sitio a otro, más en días como estos, más aún lloviendo.
Se fijó en un lateral de la mampara de separación. Había allí colgadas unas postales de Santorini, preciosas fotografías de la cúpula azul, del mar, de las casas blancas. Al lado había otra foto de la mujer sonriente con las ruinas del Partenón a su espalda. Miró a la mujer y se dió cuenta de cómo iba vestida; llevaba una camisa demasiado fina para el día que hacía, con unos bordados en diferentes azules de punto de cruz y el escote un poco abierto, como de marinero griego. De su cuello y muñecas colgaban collares con cuentas también azules que sonaban cuando movía la mano. Le dijo:"qué griega estás" y de repente salió el sol, la mujer sonrió y empezó a hablarle de cómo se llega a la isla, siempre en un barco pequeñito porque los grandes no pueden llegar hasta la orilla, de las puestas de sol, de la luz de Santorini, de Atenas también, de cómo allí los motoristas no usan casco, y que es como viajar en el tiempo, cuarenta años atrás.
Le dió los papeles y se levantó. Se dio cuenta de que no notaba ya el frío en los pies y que el sol había salido para ella, sólo un ratito, sobre el precioso mar de Santorini.

martes, 22 de diciembre de 2009

luz


Llevaba mucho tiempo caminando en la oscuridad. No veía nada, apenas unos metros delante de sí. Se había acostumbrado a vivir así y no se quejaba, no intentaba cambiar nada porque no sabía que había cosas que se pudieran cambiar.
Un día decidió coger otro camino. No lo decidió ella; se dejó llevar. Pensaba que iba a llegar a un sitio, pero llegó a otro totalmente diferente. Traspasó la puerta y allí había una persona esperándola. Ella no lo sabía, pero se alegró. Esta persona le miró con cara rara; también esperaba a alguien diferente.
Estuvo allí varios días y por esa puerta entró mucha más gente que traía su pequeña luz para ayudarle a que viera mejor. Vino un duende que le regaló una bengala; unas princesas que le tocaron con su varita en la punta de la nariz; un marinero solitario que le alumbró con la luz pequeña de su barca; unas niñas que le sacaban de la mano cuando hacía sol; una perra que le invitaba a nadar con ella; un viajero vividor que le llevó a lugares maravillosos; un tipo enfurruñado que retrataba soles como estrellas; otro más alegre que le regalaba canciones sin conocerla... pero la que le quitó la venda de verdad fue la que se sentaba con ella a ver amanecer.
A todos gracias y feliz año nuevo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

de paseo

Me bajo del coche y me dirijo a la entrada del parking. Voy a pagar para sacar el mío y me doy cuenta de que no tengo dinero. Me cuesta andar, estoy cansada. Enciendo el iPod y me pongo a Dorian, todavía resuena el concierto de ayer en mi cabeza, recuerdo imágenes que me emocionan. Decido salir a la calle, dejar el coche allí, ya, qué más da... Tengo todo el día por delante.
Es mediodía y me acuerdo que casi hace 24 horas que no como nada. Cómo se pasa el tiempo a veces, tan rápido, tan intenso, justo cuando quieres que se detenga.
Camino bajo un cielo muy gris; hay temporal  y el mar bate con furia. Qué bonito es este mar. Qué bien huele. Qué bien me sienta el viento frío en la cara. Me apoyo en la barandilla de la playa; esta es de granito, muy ancha. Extiendo los brazos y me pingo un poco, como para ver mejor. Miro la ciudad que se abre delante de mi. Qué bonita, cuánto la quiero, ¿se puede querer a una ciudad?. Veo el museo, la torre, las casas, las nubes, y justo en mis oídos suena...
...todo lo que siento por ti, sólo podría decirlo, así...

lunes, 30 de noviembre de 2009

Dorian




















Ha merecido la pena hacer 1.200 km para verles y para veros.
Gracias Olalla y Javi por compartir vuestro entusiasmo conmigo.
Y a ti por acompañarme (¡¡¡y por el CD firmado!!!)

lunes, 23 de noviembre de 2009

olivas

este año las olivas eran así


lunes, 16 de noviembre de 2009

viernes, 13 de noviembre de 2009

en la calle

Salimos a la calle. Está llena de gente que camina en orden, como si hubiera una raya pintada en los adoquines, un carril para cada sentido. Me dicen que es en la única calle del mundo que pasa esto, que la gente camina ordenada. Ya decía yo, por qué siempre me chocaba.
Vamos caminando con garbo. Hemos pasado la tarde de sábado en casa, tumbados en el suelo, escuchando  música, con las ventanas abiertas, dejando que entre el olor del mar, el chillido de las gaviotas, fumando desocupados; el tiempo pasa con calma y ya nada duele. No duele escuchar a Micah, no duele ver el mismo paisaje, no duele que no estés.
Decidimos coger una bolsa, llenarla con ropa, algunos libros, música y marchar a otra ciudad. Mientras caminamos por la calle tú me cuentas tus sueños locos de ser un marinero inglés, yo me como una mandarina y me gusta escucharte, y me río, y noto cómo nos mira la gente, qué bien se lo pasan, y pienso, si ellos supieran...
Acaba de dejar de llover. El aire está fresco pero agradable; me pongo contenta sólo por poder caminar a tu lado, siempre estamos tan lejos, por mirarte a los ojos, porque me mires tú, por escuchar tu voz sin aparatos de por medio. Y te digo que no se te ocurra olvidarte de mi.

martes, 3 de noviembre de 2009

un sueño

Me quedo dormida. Tengo todavía el sonido de tu voz en mi cabeza y me acuesto a un lado de la cama, bien tapada. Me despierto en una ciudad con río, es otoño y hace frío. Voy paseando tranquilamente fijándome en la gente que pasa a mi lado; a la vez escucho música, una canción que hace que me pregunte cómo serán las vidas de los que me encuentro en el paseo. Hay gente que camina contenta, con energía. Otros se dejan llevar, la mirada un poco perdida, sin brillo. Yo escucho mi canción y pienso que es como un abrazo. Yo hoy no tengo a donde ir, no sé si me estarás esperando, no sé si mañana sentirás lo mismo, pero de momento, me dejo abrazar por la canción.



Y camino tranquila a tu encuentro. En la bolsa llevo un montón de cuentos que quiero leerte, unos cuantos abrazos que te debo, unos pocos nervios también; una tortilla de patata y una botella de vino. Me siento en un banco y espero.
Me suena el teléfono y con voz adormilada lo contesto. Me dices buenos días, y me veo en la cama, todavía en un lado, bien arropada. Es pronto y me doy cuenta que ya estoy despierta, pero que no todo ha sido un sueño.

martes, 27 de octubre de 2009

coruña

 

Pola noite




















Antes da carreira























A xanela mais bonita de Santiago


















A xanela mais bonita de Coruña





non encontrei a Walli



pero el faloume unha tarde

jueves, 22 de octubre de 2009

jazz

Abre la puerta y se queda parado un momento  mirando alrededor. Deja con cuidado las llaves encima de una mesita y se dirige hacia el salón, desde donde sale una música muy suave de jazz. Está en penumbra, apenas hay una lamparita encendida al lado del mueble bar. Con gesto cansado se afloja la corbata y toma la botella de cristal tallado de whisky. Se sirve un vaso con un hielo y poco licor. Con el vaso en la mano se sienta en el sofá, saca la pitillera y se enciende un cigarrillo rubio con el mechero. La primera calada es larga y la disfruta, examinando su entorno. Se apoya en el sofá atento a la música suave mientras mueve el licor dentro del vaso.

A los pocos minutos se oye abrir la puerta. Entra una mujer y se miran con sorpresa. Ella deja las llaves encima de la mesita, al lado de las del hombre. Avanza hacia el sofá y se sienta con él. Le coge un cigarro y se lo enciende con naturalidad. Se miran en silencio. La música sigue sonando.
Él se levanta y le tiende una mano. Ella se la coge y se incorpora. Empiezan a bailar muy juntos y muy lentos. Él le coge por la cintura. Ella apoya su cabeza en su hombro. Y así abrazados bailan, no hablan, no se miran, sólo se sienten.

Él se despierta de repente. Le ha entrado un fuerte dolor en el cuello. Descubre que se ha quedado dormido en el sofá. Tiene frío, todavía está con el traje puesto, todo arrugado. En el aparato de música el disco gira sin parar, la aguja levantada hace un ruido rítmico. Está sólo. Mira alrededor y ve que las otras llaves han desaparecido. Se pregunta si fue real o sólo un sueño. Entonces se fija mejor y ve una colilla en el cenicero manchada de carmín.

martes, 20 de octubre de 2009

lo que me encuentro por la calle II


 
 calle Cortes, a la altura del n 26

jueves, 15 de octubre de 2009

tu cuento



Una vez te vi caminar. Yo andaba detrás de ti y no sé si te dabas cuenta. Intentabas seguir adelante pero el camino cada vez se te hacía más difícil. Lo único que yo te pedía era que no te pararas. Estábamos todas muy cansadas y hacía mucho frío. El final se veía lejos todavía y nos desanimábamos cada vez más.
Llegamos a un sitio donde pudimos descansar. Fuimos a por comida y tú te quedaste tumbada, muy arropada. Sé que lloraste porque te lo vi en la cara al regresar. Te pedí que levantaras la cabeza, que miraras lo que tenías alrededor, la gente, el sitio, la experiencia.
Te abracé y las dos nos emocionamos con hipos y de repente todo fue mejor. Recuerdo que cenaste mucho, con hambre y que incluso nos reímos con alguna persona peculiar que había por allí.
Ahora estás en un camino diferente y puedo ver el desánimo en ti. Y te digo que camines y disfrutes del camino, que el final nunca ha sido lo más importante, que las cosas se arreglan de maneras que nunca imaginamos, que no puedes perder la esperanza, que camino detrás de ti como aquel día. No te pares.

 [foto de Susana González "Idol"]

domingo, 4 de octubre de 2009

jueves, 1 de octubre de 2009

Beirut, I love you


Tan diferentes pero tan parecidas.

Zena El Khalil

Beirut, I love you

miércoles, 30 de septiembre de 2009

martes, 29 de septiembre de 2009

la sirena






Hacía tiempo que no se sentía bien. Le dolía el cuerpo por las mañanas, cogía muchos catarros, estaba de mal humor. Ella se miraba las manos, los ojos, la cara, intentando descubrir qué le pasaba. Preguntaba a la gente, me véis algo raro? y no sabían qué decirle. Ella seguía con su vida normal; iba a trabajar, se divertía, iba de compras, viajaba... pero cada vez se sentía peor.
Un día no se pudo levantar de la cama. Le dolía toda la espalda y no se podía mover. Se quedó allí tumbada y durmió mucho. Mientras dormía tuvo un sueño; soñó que nadaba, que estaba en el mar todo el día, buceando, dejandose llevar por las corrientes, jugando con los veleritos que pasaban a su lado, mirando el reflejo del sol en el mar; eso era lo que más le gustaba. Se subió a una roca y se puso a cantar bajito, con los ojos entrecerrados, mirando las estrellas que el sol ponía en el mar, dejando que el sol secara su espalda y que rizara su pelo.
Se despertó al día siguiente, sintiendose mucho mejor. Al poco rato recordó el sueño, cómo nadaba en el mar, lo bien que se estaba. Y ya no tuvo que mirarse las manos, ni preguntar a nadie. Lo supo enseguida. Las sirenas tienen que nadar y cantar. Y ella hacía mucho tiempo que no nadaba ni cantaba.

lunes, 28 de septiembre de 2009

un secreto



Tengo un secreto. Me lo encontré de madrugada por casualidad y lo llevo conmigo desde entonces. Cambia mucho de tamaño, a veces me cabe en el bolso, otras me sumerjo en él y nado y me abraza con delicadeza. Es muy frágil, por eso lo tengo que cuidar mucho. He cosido una bolsa de seda y lo meto ahí para que descanse, con cuidado.
Lo primero que pienso al levantarme es en mi secreto, cómo estará, si hoy se hará grande o será pequeño y me hará esperar. No me importa esperar; hago lo que tengo que hacer, duermo, como, me río, canto mientras espero a mi secreto. Y cuando viene es como una pantalla gigantesca que me cuenta historias, me pasa la mano por la cara, me lleva con él a visitar sitios, o simplemente nos quedamos quietos en una cueva esperando a que acabe de llover.
A veces está muy ocupado y no puede venir en todo el día; entonces yo dejo de cantar y me quedo mirando a la bolsa de seda. De repente, una luz parpadea y me dice en un idioma desconocido que ahora no, pero mañana, o más tarde, o a las 11, volverá. Y vuelve, mi secreto.

domingo, 27 de septiembre de 2009

la camiseta




Me he comprado una camiseta. Es de manga larga marrón, con el escote un poco abierto. El tejido es muy fino de algodón, suave.
En la parte delantera tiene un dibujo de una bicicleta, blanco sobre marrón. Hablo con la chica de la tienda y me dice que la diseñadora ama a su bicicleta y por eso la ha dibujado y le ha dedicado una colección. Debajo del dibujo pone, con letra escrita a mano:
Quédate quieta, en silencio y escucha a tu corazón.
Cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.

María Clé Leal

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ventanas de Manhattan


"Pero me acuerdo de algo  más, una música, una orquesta que tocaba no sabíamos dónde, una noche, ya muy tarde, viernes o sábado, cuando volvíamos de cenar subiendo por al Novena Avenida. Perezosamente, abrazados, con una camaradería de pasar juntos mucho tiempo, con un gustoso  mareo de cócteles y de vino tinto, mirando sobre los tejados, hacia el este, con un punto de vértigo, el resplador de los rascacielos. Me quedaba rezagado y al mirarla caminar delante de mí me volvía a la memoria el primer viaje, los regresos al hotel en noches de primavera, la figura tan deseada perfilada por la forma de un vestido corto, de lino rojo, con la cremallera a la espalda, tan fácil de bajar. Entonces el tiempo corría tan rápido que no había instante de deseo o de compartida placidez que no contuviera un fondo de angustia. Ahora, esta noche de diez años después, el tiempo era un regalo tan demorado, tan lleno de dulzura sin motivo preciso, como la misma caminata, o como la música que  empezamos a oír cuando nos acercamos a una iglesia de negras agujas y crestería neogóticas, ya no muy lejos de Lincoln Square. Una orquesta con ricas sonoridades de big band estaba tocando Moon Indigo, y la canción tenía una desenvuelta elegancia, una melancolía a la vez íntima y lujosa como de otra época, llegada hasta nosotros desde una distancia que parecía la del pasado, y resonaba con claridad y dulzura en la amplitud desierta de la Novena Avenida."

Ventanas de Manhattan. Antonio Muñoz Molina

miércoles, 16 de septiembre de 2009

una canción

Estamos pasando la tarde juntos, las niñas, las madres, las tías, los primos. Fuera hay mucho jaleo; son fiestas, suena música allí arriba, en el portal, la gente baja ya ronca de tanto cantar y hablar; cuando pasa la vaca se oyen los pasos de los corredores, los silbidos, los grititos de las mujeres.
Pero dentro se está muy bien. Nos sentamos en los sillones y en los sofás, las niñas juegan. Saco el Ipod y se lo doy a Pablo, le digo que escuche la canción. Se pone los auriculares y se queda sentado.
Las niñas quieren merendar, vamos a la parte de la cocina; una quiere chocolate, kulaka, siempre quiere kulaka, la otra plátano, queso o helado de leche, yo lo  chupo y tú lo muerdes, tata, es lo que hacen, una lo chupa y otra lo muerde. Y siempre están juntas aunque a veces discutiendo por lo mismo, que sí, que no, pero es un hermosos cuadro, siempre es hermoso ver cómo se dan besos, cómo se quieren y se echan de menos cuando no están juntas, lo que aprenden la una de la otra.
Y Pablo sigue escuchando la canción, y se levanta y se acerca a nosotras, y dice él que la vida es como una película, y lo que necesitamos es una canción que haga de banda sonora. Y le miro y le sonrío, porque parece que no se da cuenta de nada, y luego sube a ese escenario y coge el saxofón y saca mariposas de él y cuando no tiene que tocar se da la vuelta y se enciende un cigarrillo y me encanta.

(foto sacada de Flickr)

martes, 8 de septiembre de 2009

el bote de mermelada

Se levantaba a toda prisa, con el pelo alborotado. Cogía dos botes de mermelada y uno de mantequilla y los ponía encima de la mesa. No se lavaba la cara hasta que las luces estaban encendidas. Corría de un lado a otro, calentando la leche,  poniendo el agua a hervir, colocando las galletas, las madalenas...
Yo me tomaba más mi tiempo. Me sentaba en la cama con los pies colgando. Miraba alrededor y me ubicaba. Esos días soñaba mucho y muy intenso, así que tenía que hacer el ejercicio de ubicarme. Bajaba de la litera en dos pasos, buscando la cama de abajo a tientas con el pie izquierdo. Para entonces ya estaba casi todo preparado; yo llevaba el pan y lo cortaba en rebanadas.
Salía a la calle; sólo con abrir la puerta ya estaba en la calle. Las mañanas eran preciosas, todavía estaba oscuro y se veían las estrellas, un montón de estrellas que parecía que se iban a caer del cielo. Respiraba el olor del amanecer, como de campo agostado, seco por la falta de lluvia, dulce. El sol todavía tardaría un rato en salir y el aire era muy fresco.
Cuando las campanas daban las seis, nos mirábamos y ella movía los dedos de bruja piruja. Se acercaba al interruptor como a saltos y cara de mala. Encendía las luces y todo el mundo se despertaba.
Había empezado un nuevo día.

Ayer me compré un bote de mermelada de fresa, sólo por abrirlo, dejarlo encima de la mesa con la tapa a un lado.
I miss you, Pin.

lunes, 7 de septiembre de 2009

una historia

Era el último día. Estaba el cielo un poco gris, pero hacía calor; parecía que iba a haber tormenta. Ese día vino mucha gente, el albergue estaba completo. A última hora apareció una mujer joven de unos 40 años. Estaba un poco cansada pero se le veía fuerte. Ya no había camas libres y había empezado a llover. Le acompañé al frontón, allí podría al menos dormir a cubierto. Miré al cielo y vi dos arco iris, uno encima del otro. Le dije que  no se preocupara, que tendríamos suerte.

El viernes pasado, tres días después de la vuelta, caminaba con prisa por Bilbao. Iba cargada con bolsas, la perra, la carpeta del trabajo. Llegaba tarde a una comida con amigas. Pasé al lado de la terraza de un bar, en el Casco Viejo. Vi a una mujer sentada y me fijé un poco mejor, parandome y adelantando la cabeza. Ella entonces me vio.
¿Qué haces aquí? me dijo. Vivo aquí, ¿qué haces tú aquí?
Me contó que no se había sentido bien, que echaba de menos a su familia, que volvía a casa. Ella es de Suecia, enfermera de ambulancias, madre de dos niños. Le dije que trabajaba cerca, que si le apetecía, se pasara más tarde por el estudio. Se lo señalé en el plano y subió.
Estuvimos tomando un te, la tarde se había puesto un poco fea y apetecía. Nos mirábamos con sorpresa, le enseñé el local, charlamos. Al cabo de una hora se fue, más animada por el te y la conversación.

Estas son las cosas del camino.

viernes, 4 de septiembre de 2009

pin y pon

Pin es rubia, Pon es morena
A Pin le gusta el jamón, a Pon la nocilla
Pin escucha música en español, a Pon le gusta más en inglés
Pin anda en bici, Pon da paseos a pie
Pin se come todo el pan, menos los curruscos que le encantan a Pon
A Pin le atraen los chicos calvos, a Pon con pelo, por favor.
Pin no puede acariciar a los perritos, Pon achucha a todos los que ve

Sólo coinciden en una cosa
La cerveza sin espuma.


(foto de borboletaselvatica sacada de Flickr)

jueves, 3 de septiembre de 2009

la silla roja

He pasado unos días sentada en una silla roja. Era una silla muy especial, mágica. Recibía los primeros rayos de sol, los más bonitos, los que ya calientan pero no queman. Estaba situada al borde de un camino empedrado, a un lado de la puerta. Si mirabas a la izquierda se veía salir el sol; de frente había una casa medio cubierta por una hiedra y con flores en las ventanas; a la derecha estaba la torre de la iglesia, la cúpula, la veleta, las campanas.
Pasaba mucha gente por delante de la silla, era como dar la vuelta al mundo sin moverse. Venían pronto por la mañana, cansados ya de subir la cuesta, con un paso lento y marcado por el sonido metálico de los bastones. Les saludábamos con la mano y con la sonrisa; algunos se quedaban a pasar la noche; otros paraban para descansar, tomar un café y seguían su camino. 
A veces me imagino que sigo allí, sentada después de hacer todo el trabajo, con una pierna encogida y la otra colgando, descalza, viendo caer la tarde contigo a mi lado, esperando.

viernes, 26 de junio de 2009

los tres bitxos




qué le voy a hacer, me tiene loca...

miércoles, 24 de junio de 2009

lo que me encuentro por la calle















planta que ha crecido en la jamba de una puerta.
























lunes, 22 de junio de 2009

la caja


Lleva una caja guardada en el bolso. La mete todos los días por la mañana y la saca por la noche, no se vaya a romper. En ella viven dos mariposas doradas que duermen todo el día. Las mariposas llevan en sus alas un polvo dorado que se desprende cuando vuelan. Este polvo dorado es lo más importante de la caja, por eso la cuida tanto.

Vive en una ciudad muy grande y gris, llena de gente y de coches, de humo y de lluvia fina, donde apenas sale el sol y no hay muchas flores. Tiene que salir de casa cada día muy temprano, está ocupada durante muchas horas y llega a casa cansada. No tiene tiempo de acordarse, de sentir, casi ni de cantar. Sabe que tiene la caja dentro del bolso y eso le da un poco de alegría, de esperanza.

A veces, por la noche, abre la caja y salen las mariposas, que empiezan a volar contentas, dando giros y jugando, dejando el aire lleno de polvo dorado que se posa en su pelo, en los hombros, en las manos y los brazos desnudos, derritiendo la capa gruesa que se pone para aguantar los días, todos los días. Debajo de esa capa derretida se empieza a ver una piel blanca y fina, muy sensible, donde ella tiene escritos sus sentimientos, sus amores, lo que no se permite sentir cada día, pero que sigue ahí con ella. Y cuando el polvo dorado acaba por derretir la capa gruesa se dice que no volverá a hacerlo, que no dejará escondidos sus sentimientos que se alojan en el costado como un nudo duro y que le duele, que permitirá que le envuelvan como oleadas cálidas y acogedoras, porque ella ama de una manera tan intensa que le desgasta y no puede caerse a cachos, ahora no, ahora tiene que ponerse otra vez la capa gruesa, esconder las mariposas en la caja y dormir, porque mañana saldrá de casa temprano, caminará entre coches y lluvias, será como tiene que ser, aguantando y dejando pasar el tiempo, pero siempre con la caja en el bolso, que palpa varias veces a lo largo del día, para ver si sigue allí.

miércoles, 17 de junio de 2009

orquídea_04

las flores me recuerdan a los monigotes de murakami, a dob, a la mirada de la señorita kaokao (miss ko2), a kaikai & kiki y a las flores sonrientes, que a veces tienen dientes afilados

lunes, 15 de junio de 2009

cumple



















Bilbao cumple hoy 709 años.
Lo celebramos el sábado así.
¡¡Zorionak!!

orquídea_03

jueves, 11 de junio de 2009

regalo



















hoy me han regalado
una canción
una visita
esta postal preciosa
llamadas de teléfono
una comida divertida
una conversación interesante
un bolso profesional
mensajes, correos
de gente que está lejos
pero en mi corazón muy cerca

y todo por cumplir años

gracias a todos.

miércoles, 10 de junio de 2009

orquídea_02




















está a puntito de florecer.
si todo va bien,
serán nueve preciosas flores blancas.

martes, 9 de junio de 2009

mi monstruo



















Vive dentro de mi. Hasta hace pocos días le daba de comer y no me molestaba.
Ahora quiero que se vaya, pero él no quiere irse.
Así estamos, peleando todo el día.
Me coge la cabeza y me la estruja.
Me coge el estómago y me lo vacía.
Me coge los pelos y me los alborota.
Sé que es cuestión de días, que se porta así porque ya no le queda mucho.
Me está volviendo un poco loca, pero creo que esta vez sí, esta vez se va.

viernes, 5 de junio de 2009

maneras de contar el tiempo












por lo que dura la vela encendida

por las colillas que se acumulan en el cenicero
por lo que dura la crema hidratante
por los semanales que se amontonan encima de la mesa
por la cantidad de billetes de tren mensuales que llevo en la cartera
porque otra vez tengo que ir a cortarme el pelo
por los años que tendría si estuviera aquí
porque me tengo que aprender mi edad, de nuevo
por los recibos que me pasa el banco
porque ya ha salido pasajes diseño
porque ya no recuerdo nada

lunes, 1 de junio de 2009

zorionak!!!












New York-etik etorri ziren eraztun eta promesa batekin.


ZORIONAK!!!

Vinieron de Nueva York con un anillo y una promesa.

¡FELICIDADES!

domingo, 31 de mayo de 2009

el profesor del deseo


"No puedo apartar los ojos de ella, esta noche. Entre los dos grabados de Viejo Maestro de ambos ancianos, a la luz de la luna, arrugados, con abolsamientos en la cara, el rostro de Claire me parece, más que nunca, tan suave manzana, tan pequeño manzana, tan resplandeciente manzana, tan sencillo manzana, tan fresco manzana... nunca más carente de artificialidad ni más impecable, nunca tan... Sí, y ¿a qué estoy atándome ciega y voluntariamente, que con el tiempo nos alejará? ¿Por qué seguir lanzando contra mí mismo este embrujo por el cual nada pasa el tamiz, salvo lo que me gusta? ¿ No hay algo un poco dudoso y onírico en tanta adoración, tan suave y tan tierna? ¿Qué ocurrirá cuando lo demás de Claire acabe imponiéndose? ¿Qué ocurrirá si no hay lo demás? ¿ Y qué pasa con lo demás de mí? ¿Cuánto tiempo seguirá esto pareciéndome una ganga?¿Cuánto tardaré en estar hasta la coronilla de la saludable inocencia, cuánto tiempo pasará antes de que la encantadora blandura de la vida con Claire empiece a resultarme pesada y empalagosa, y vuelva a encontrarme tirado, lamentando lo que he perdido y buscando otra vez un camino propio?"

El profesor del deseo. Philip Roth

miércoles, 27 de mayo de 2009

las ciudades invisibles

Olabeaga, frente a Zorrozaurre

"Así el viajero ve al llegar dos ciudades, una directa sobre el lago y una de reflejo invertida. No existe o sucede algo en una Valdrada que la otra Valdrada no repita, porque la ciudad fue construida de manera que cada unos de sus puntos se reflejara en su espejo, y la Valdrada del agua, abajo, contiene no sólo todas las canaladuras y relieves de las fachadas que se elevan sobre el lago, sino también el interior de las habitaciones con sus cielos rasos y sus pavimentos, las perspectivas de sus corredores, los espejos de sus armarios.

Los habitantes de Valdrada saben que todos sus actos son a la vez ese acto y su imagen especular que posee la especial dignidad de las imágenes, y esta conciencia les veda abandonarse por un solo instante al azar y al olvido. Cuando los amantes mudan de posición los cuerpos desnudos piel contra piel buscando como ponerse para sacar más placer el uno del otro, cuando los asesinos empujan el cuchillo en las venas negras del cuello y cuanta más sangre coagulada sale a borbotones más hunden el filo que resbala entre los tendones, incluso entonces no es tanto el acoplarse o el matarse lo que importa, como el acoplarse o matarse en las imágenes límpidas y frías en el espejo.

El espejo ya acrecienta el valor de las cosas, ya lo niega. No todo lo que parece valer fuera del espejo resiste cuando se refleja. Las dos ciudades gemelas no son iguales, porque nada de lo que existe o sucede en Valdrada es simétrico: a cada rostro y gesto responden desde el espejo un rostro o gesto invertidos punto por punto. Las dos Valdradas viven la una para la otra, mirándose a los ojos de continuo, pero no se aman."


Las ciudades invisibles. Italo Calvino

Bilbao, esta mañana, a la altura del Museo Marítimo. La grúa Karola, el puente y el palacio Euskalduna.

lunes, 25 de mayo de 2009

todo eso que tanto nos gusta


"María había querido decirme que el paraíso no existe. Si acaso es una intermitencia, una ráfaga de viento que nos sacude a veces, una posibilidad inalcanzable como el palacio de Potala, unos tiroleses bebiendo cerveza en un cuadro aborrecible. Lo demás es tesón y coraje, un poco de engaño y mucha resignación, aprender a disfrutar a ratos mientras se resiste, mientras se empieza a oler a cosas viejas, a salitre, a butacones de cuero y grasa recalentada, aprender a empaparse bien con agua de lavanda para disimular ese olor y acostumbrarse a convivir con los recuerdos, con todo lo que no se hizo o se hizo mal, con todo lo que se es incapaz de entender o de aceptar. Disfrutar, pese a todo, del instante. Eso es lo más parecido que tenemos al paraíso."

Todo eso que tanto nos gusta. Pedro Zarraluki

Fotografía de la portada de Gabriela Grech

viernes, 22 de mayo de 2009

comida


Hoy hemos comido juntas. Solemos hacerlo de vez en cuando, sin fecha marcada, cuando nos apetece. Hablamos de cómo nos va, de los miedos y las esperanzas, de lo que podemos hacer, de la maldita crisis.
Empezamos en esto juntas incubando, creando, consolidando y ahora sobreviviendo. A veces me pregunto qué haría yo sin ellas, y no sé qué contestarme. Mejor ni imaginarlo.
www.aiodimargosi.com
www.atis.es
www.trexastudio.com

palabras


las palabras acercan
las palabras acompañan
las palabras alimentan
las palabras acarician

lo malo es cuando no hay palabras
y una se queda

sin cercanía

sin compañía
sin alimento
sin caricia

por eso leo tanto.

martes, 19 de mayo de 2009

bailando


Estaban en un bar casi vacío, apenas un grupo de tres personas en una esquina, el camarero y ellos dos. Ya llevaba encima unas cuantas cervezas y se sentía un poco mareada; él parecía que no, que estaba mejor.
Se sentaron en los taburetes del bar, acodados en la barra. Ella suspiraba porque todo le daba vueltas y metía la cabeza entre los codos para sujetársela. Él se reía porque no había sido para tanto, tampoco eran tantas las cervezas. Ella pensaba que ojalá hubiera más gente en el bar, estaba tan vacío que hacía casi frío.
De repente empezó a sonar una canción. Ella se la sabía entera, desde los primeros compases, desde otro tiempo. Se levantó y empezó a bailarla y cantarla, tan alto que se le oía por encima. Él se quedó sentado, supongo que mirándola porque ya no me fijé en él, sólo en ella. Bailaba un poco a traspiés por el mareo que llevaba, pero cada vez más ágil, más ligera, cantando la canción con los ojos cerrados y sonriendo. Yo me preguntaba qué estaría viendo para sonreír así, que es lo que se imaginaría. Parecía como si se estuviera quitando muchos pesos de encima, como si lo que recordaba estuviera ya muy lejos y desde entonces empezara a contar de nuevo el reloj. Nadie más en el bar se dio cuenta, sólo él que la miraba. Se hubiera levantado también, pero no quería "estropear" el momento. Lo que no sabía era que ella pensaba justo en eso, en que podría levantarse, en que también podría abrazarla y hacer que se fuera el frío, en abrir los ojos y verle junto a ella en un bar mucho más oscuro, él de negro, ella de rojo, bailando juntos.


lunes, 18 de mayo de 2009

amapolas

Un domingo a la mañana salimos a pasear por el campo. Es muy pronto, acaba de amanecer y el campo va despertando. Se mezclan corrientes de aire cálido del día que viene con el fresco de la noche que se va. Huele muy bien, a nuevo, a limpio, a Mayo.
Caminamos entre campos vacíos, campos de trigo erguido, campos con olivos, viñas, almendros, melocotonares, y mientras el sol va subiendo, el calor aumenta y se agradece. Las amapolas nos sorprenden de vez en cuando, este año hay muchas, como nunca, tiñendo de rojo extensiones enormes.

miércoles, 13 de mayo de 2009

grañón

Es un pueblo de La Rioja, a 50km de Logroño, a 6 de SantoDomingo de La Calzada. Tiene menos de 600 habitantes y está rodeado de campos de trigo.







Está en el Camino de Santiago. Tiene un albergue para unas 30 personas, un anexo a la iglesia hecho de piedra y madera, construido por voluntarios.






Voluntarias son también las personas que atienden a los peregrinos. Se ocupan de acogerlos, de que puedan descansar, les ayudan con las mochilas, colaboran en la preparación de la comida, escuchan, hablan, cantan...






Allí estaré los últimos quince días de agosto, este es mi destino de hospitalera.

martes, 12 de mayo de 2009

gente










a las 8 pasa la señora que me saluda con la mano
a las 9 pasa el señor que me trae los caramelos
a las 10 la vecina de al lado saca a pasear a su perro
a las 11 pasa el del bar a por cebollas
a las 12 viene el cartero
a la 1 pasa el borracho y me echa un beso
a las 2 pasa mi vecina de local a por el pan
a las 3 viene de trabajar la conductora de autobuses
a las 4 pasa la madre tan guapa con sus niños de la escuela
a las 5 para un land rover lleno de currelas
a las 6 el señor de los caramelos pasa otra vez
y me dice hasta mañana, si dios quiere.