jueves, 13 de noviembre de 2008

brancusi



Era una tarde muy fría, por eso buscamos un sitio calentito para pasarla. Tenía los pantalones mojados, las botas casi me calaban ya. Al entrar se me empañaron las gafas. Había mucha gente de todos los países. Estábamos todos muy abrigados, así que parecía que éramos muchos más.
El edificio tenía cuatro plantas que se podían visitar. Lo hicimos al revés y empezamos por la primera. Al llegar a la cuarta ya estaba borracha de colores, de texturas, de objetos, de gente. Era una planta dedicada a los primeros años del siglo XX, con cuadros y esculturas. Al pasar de una sala a otra, me detuve a mirar con atención. Había unas esculturas de pájaros larguiruchos, de caras brillantes con ojos y nariz afliados, sin pelo. Eran unas esculturas pequeñas, colocadas en soportes altos y alargados. Nadie las miraba, pasaban rápido a ver lo que era más llamativo, como el gigantesco cuadro de Monet que estaba cerca. Yo sí me quedé, mirándolo todo y dando vueltas para verlo por todos los lados. En medio de ese montón de estímulos me gustaba mucho más observar la superficie lisa y suave de estas esculturas, las formas como de carne bien hidratada que había conseguido en estos materiales tan duros. Sentí mucha paz y dejé de estar agobiada. Me había encontrado con un amigo al que hace tiempo no veía. Brancûsi...dije bajito.

3 comentarios:

pirsinia dijo...

Jo, yo no sé quién es ese. Tienes tanto que enseñarme, hermana!!

Besitos

derrotero dijo...

dicen que mi tocayo tiene un delicioso taller, "el atelier brancusi" a los pies del pompidou, en paris y que casi nadie visita. me gustaría estar allí ahora, para tocar "la piel" de su musa dormida.

trexa dijo...

A mí también me dan ganas de tocarlas, y también me gustaría ir a ese atelier. He visto fotos y me encanta. Y cualquier motivo es siempre bueno para volver a París.

Pirs, tú también tienes muchas cosas que enseñarme, y de hecho lo haces. Si algún día quieres saber algo en concreto, me dices. Cuando estés por aquí, iremos los miércoles al museo, que es gratis, con la cría para que veáis cosas bonitas.

Un beso a los dos.