La gente va llegando para la comida del domingo. Cada uno viene cargado con su mochila, más pesada que la de hace unos años. El peso se nos nota en la cara, encorvamos la espalda, mirando un poco de más al suelo. Al entrar las vamos dejando sobre la alfombra; es cuando surgen las flores, los cuentos de princesas y la alegría de estar juntos. Uno corta el jamón, otro cuece pulpo; la más pequeña de todos no puede quitarse la mochila y se tumba a descansar, tapada con una manta.
Me gustaría decirles que ese peso no va a ser para siempre, que se arreglarán los problemas de dinero, que encontrará un trabajo en el que brille, que podrá acabar ese proyecto, que la pena se le pasará, no del todo, pero no le pesará tanto. No hace falta, durante un momento volvemos a ser los mismos de entonces, más ligeros, más jóvenes, con todos esos sueños por cumplir, alrededor de una mesa, ante un ventanal que nos acerca el mar, las gaviotas, la luz de un precioso domingo de febrero.
Gracias a todos.
4 comentarios:
Las comidas de domingo siempre son mejores con sol
y las mochilas se llevan más ligeras si de vez en cuando hay un rincón para que se aguanten unas a otras.
Cuando tu mochila te doble la espalda...vuelves
Besos gordos, princesa
pienso lo mismo, en torno a una buena mesa todo se lleva mejor...
y me gusta pensar que todavía nos quedan muchos lugares con sol en el mundo donde encontrarnos para compartir sonrisas, abracines y lo que haga falta.
hasta la próxima, donde toque.
mientras, éste es un estupendo lugar para compartir-nos...
un besazo
He estado mirando el manual de las princesas y dice que hay muchas por ahí que no saben que lo son, fíjate que a mí me lo han dicho con 35 años... Dicen que se reconocen unas a otras porque disfrutan de las mismas cosas sencillas y se ríen mucho juntas. Yo conozco a dos, una sabe arreglar preciosos ramos de flores en forma de triángulo y la otra prepara platos de fruta para el desyuyno con piña, mandarinas y avellanas tiernas.
Un beso, bonitas.
Qué suerte Lisa!!
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