miércoles, 11 de febrero de 2009

una foto



Me he encontrado una foto. En ella aparecen dos personas posando, una mujer y un hombre. Están en un pasillo oscuro, con un carro de aeropuerto. Ella está muy contenta porque él acaba de llegar. Ahora vive en la otra punta del mapa, pero está de paso. Ha venido para estar con ella. Se conocieron un viernes, en una cena de fin de curso. Él la miraba mucho, ella a él también, pero mosqueada. ¿Quién es este tipo que me mira tanto?
Tras la cena hubo bailes y bebida, hasta el amanecer. Hablaron y ya no se separaron. Bailaron también, mucho y de todo. Parecía que se conocieran de siempre. Visitaron museos, volvieron a bailar.
Un día la mujer se dió cuenta de que le quería. Fue en una playa urbana del fin del mundo, al amanecer de un día de verano. Sentados sobre una roca miraban las olas y ella le dijo que le quería. Él no dijo nada, pero le abrazó. Se sentía muy segura en esos abrazos que él le daba, como si su cuerpo hubiera sido hecho sólo para que él le abrazara.

Duró muy poco. La última vez que se vieron fue también en un aeropuerto. Ella lloraba y se moría, él decía que también. Los dos sabían que sería la última vez.

No sé nada de él, ni siquiera recordaba su cara, hasta que he encontrado la foto. Y he vuelto a bailar, he vuelto a sentarme en esa roca, porque es verdad que el tiempo todo lo cura y sólo lo bueno permanece.

3 comentarios:

pirsinia dijo...

Jo, Lisa. Me has hecho llorar. Me alegro de que quede sólo lo bueno.

Besitos

trexa dijo...

La verdad es que fue breve y bueno, de lo mejor por imprevisto y por intenso, de esas sorpresas que da la vida.
No llores, mujer.
Un besito.

trexa dijo...

Ahora que me acuerdo, él fue tu hermano mayor y te puso ese nombre :)