Un domingo a la mañana salimos a pasear por el campo. Es muy pronto, acaba de amanecer y el campo va despertando. Se mezclan corrientes de aire cálido del día que viene con el fresco de la noche que se va. Huele muy bien, a nuevo, a limpio, a Mayo.
Caminamos entre campos vacíos, campos de trigo erguido, campos con olivos, viñas, almendros, melocotonares, y mientras el sol va subiendo, el calor aumenta y se agradece. Las amapolas nos sorprenden de vez en cuando, este año hay muchas, como nunca, tiñendo de rojo extensiones enormes.
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2 comentarios:
menudo paisaje y qué manto de amapolas mas bonito! dan ganas de corretear, saltar y dejarse caer entre ellas...
un beso
Sí, estaba precioso. El contraste entre el verde del trigo y el rojo hacía inevitable girar la cabeza y contemplarlas un buen rato.
Un beso.
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