jueves, 7 de mayo de 2009

en el tren _02


Tengo delante de mi un billete de tren. Está encima de la mesa todavía porque no sé dónde guardarlo y temo que se me pierda.
Me costó 102 dólares, ida y vuelta. Para el viaje me compré una revista y un botellín de agua. Nadie se sentó a mi lado en todo el viaje. Salió a las 10 de la mañana y llegó a las13:30.
Fuimos todo el viaje al lado del río, enorme, ancho, con árboles que llegaban hasta la orilla misma, enormes también; casas con jardines suaves y de otoño, con hojas amarillas, rojas, un paisaje que había echado mucho de menos.
A medida que el tren avanzaba yo retrocedía en el tiempo. Hacía tiempo que tenía ganas de hacer ese viaje en tren, lo había soñado muchas veces y ahora al recordarlo me emociono un poco. Vuelvo a ver las montañas altas y como en círculo que acompañaban al tren en su subida, la gente tan diferente que subía y bajaba en cada estación, el acento, los olores, y cada vez más cerca. Me preguntaba el revisor cuál era mi parada y decía el nombre del pueblo, que por aquí no significa nada, pero ese día era mi destino, por fin.
El tren frenó, habíamos llegado. Cogí la mochila y las cosas que tenía desordenadas en el asiento de al lado. Me puse el abrigo y esperé a que se abriera la puerta.
Salté al andén. Hacía mucho frío, aunque el día estaba muy luminoso. Miré a un lado y al otro, buscando la salida y segura de que nadie me esperaba. Pero me fijé mejor y vi una figura familiar, inclinada, buscando a alguien. Le llamé y nos quedamos frente a frente, los mismos ojos, el mismo color de pintalabios, la misma colonia, pero 18 años después. Nos dimos un abrazo fuerte y largo, ya tendríamos tiempo de hablar más tarde.

2 comentarios:

pirsinia dijo...

Qué emocionante es volver!!

Besitos, Lisa. Que te tengo un poco abandonada, pero estoy agotada. A ver si me dejan descansar un poco.

trexa dijo...

Fue super emocionante, ya sabes tú también cómo es eso...
Descansa.
Un beso.