martes, 8 de septiembre de 2009

el bote de mermelada

Se levantaba a toda prisa, con el pelo alborotado. Cogía dos botes de mermelada y uno de mantequilla y los ponía encima de la mesa. No se lavaba la cara hasta que las luces estaban encendidas. Corría de un lado a otro, calentando la leche,  poniendo el agua a hervir, colocando las galletas, las madalenas...
Yo me tomaba más mi tiempo. Me sentaba en la cama con los pies colgando. Miraba alrededor y me ubicaba. Esos días soñaba mucho y muy intenso, así que tenía que hacer el ejercicio de ubicarme. Bajaba de la litera en dos pasos, buscando la cama de abajo a tientas con el pie izquierdo. Para entonces ya estaba casi todo preparado; yo llevaba el pan y lo cortaba en rebanadas.
Salía a la calle; sólo con abrir la puerta ya estaba en la calle. Las mañanas eran preciosas, todavía estaba oscuro y se veían las estrellas, un montón de estrellas que parecía que se iban a caer del cielo. Respiraba el olor del amanecer, como de campo agostado, seco por la falta de lluvia, dulce. El sol todavía tardaría un rato en salir y el aire era muy fresco.
Cuando las campanas daban las seis, nos mirábamos y ella movía los dedos de bruja piruja. Se acercaba al interruptor como a saltos y cara de mala. Encendía las luces y todo el mundo se despertaba.
Había empezado un nuevo día.

Ayer me compré un bote de mermelada de fresa, sólo por abrirlo, dejarlo encima de la mesa con la tapa a un lado.
I miss you, Pin.

3 comentarios:

Pin dijo...

Hola Pon.
Jo! hoy tengo uno de esos días raros.
No me siento bien (son las hormonas...).
Echo de menos muchas cosas, me agobia estar aquí, la rutina, el día a día.
Prefiero la silla roja... esperar que nos va a deparar el día.
Echarnos unas risas, nuestras cervecitas sin espuma...
Me alegro de nuestra decisión de ir a Santo Domingo.
¿Has comprado un bote de mermelada?
Estás fatal... eres la mejor, de verdad.
Ah! me encantan tus historias...
Hoy, como tengo el día tonto, se me ha caido una lagrimilla recordando los días tan estupendos que pasé contigo.
Pon, yo tb te echo de menos.

trexa dijo...

Aquellos días eran muy especiales, cada uno era tan diferente del otro y en realidad hacíamos lo mismo, esperar sentadas en la silla roja.
No queda nada para Santo Domingo.

Un beso.

pirsinia dijo...

Qué bien que hayas vuelto. Ya casi se me había olvidado lo que son tus historias.

Y qué bien que tengas esos recuerdos tan bonitos.

Besitos