lunes, 28 de septiembre de 2009

un secreto



Tengo un secreto. Me lo encontré de madrugada por casualidad y lo llevo conmigo desde entonces. Cambia mucho de tamaño, a veces me cabe en el bolso, otras me sumerjo en él y nado y me abraza con delicadeza. Es muy frágil, por eso lo tengo que cuidar mucho. He cosido una bolsa de seda y lo meto ahí para que descanse, con cuidado.
Lo primero que pienso al levantarme es en mi secreto, cómo estará, si hoy se hará grande o será pequeño y me hará esperar. No me importa esperar; hago lo que tengo que hacer, duermo, como, me río, canto mientras espero a mi secreto. Y cuando viene es como una pantalla gigantesca que me cuenta historias, me pasa la mano por la cara, me lleva con él a visitar sitios, o simplemente nos quedamos quietos en una cueva esperando a que acabe de llover.
A veces está muy ocupado y no puede venir en todo el día; entonces yo dejo de cantar y me quedo mirando a la bolsa de seda. De repente, una luz parpadea y me dice en un idioma desconocido que ahora no, pero mañana, o más tarde, o a las 11, volverá. Y vuelve, mi secreto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué bonito cuento. ¿será verdad?

Anónimo dijo...

no creo... esas cosas ya no pasan