
Pasaba mucha gente por delante de la silla, era como dar la vuelta al mundo sin moverse. Venían pronto por la mañana, cansados ya de subir la cuesta, con un paso lento y marcado por el sonido metálico de los bastones. Les saludábamos con la mano y con la sonrisa; algunos se quedaban a pasar la noche; otros paraban para descansar, tomar un café y seguían su camino.
A veces me imagino que sigo allí, sentada después de hacer todo el trabajo, con una pierna encogida y la otra colgando, descalza, viendo caer la tarde contigo a mi lado, esperando.
A veces me imagino que sigo allí, sentada después de hacer todo el trabajo, con una pierna encogida y la otra colgando, descalza, viendo caer la tarde contigo a mi lado, esperando.
2 comentarios:
me alegra tu regreso, un beso!!
Gracias, bonita.. a ver si me pongo al día, que Lisa me ha dejado a cargo de este tinglado... ella se ha quedado en las Islas Griegas, navegando el Mar Egeo sin billete de vuelta.
Un beso.
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