miércoles, 22 de octubre de 2008

un parque


Era un día de fiesta inesperado. La primavera estaba en pleno auge, todo verde y florecido. Hacía sol y estaba contenta, así que decidí coger un tren. Había ido muchas veces durante aquel año, pero siempre como a ratos y con cosas que hacer. Ese día no tenía nada pensado, ningún plan.

Al llegar allí y salir de la estación, pasé por el mercado, a ver las verduras y las frutas de primavera, las fresas y las cerezas, a ver los panes enormes, los caracoles.

Llegué hasta el edificio blanco, sencillo pero hermoso. Detrás de él se intuía un parque como escondido. La hierba estaba verde y muy fresca, abundante. Había muchos tipos de árboles, los más bonitos se pondrían rojos en otoño y no eran muy grandes. Había líneas de agua, aquí y allí, con graciosos rebosaderos. Las flores crecían salvajes pero con un orden muy natural. Era un parque con muchas zonas soleadas y también sombras agradables.
La gente lo disfrutaba, se tumbaba en la hierba, conversaba, leía o cantaba. Yo también me tumbé. Desde mi postura se veían las puntas de la catedral. En el walkman sonaba una canción que podía ser de allí y también de aquí. Alguien hablaba por la radio, como bajito; no recuerdo lo que decía. Lo que sí recuerdo es que me sentí bien, tranquila como hacía tiempo, en mi sitio, en mi parque.

5 comentarios:

pirsinia dijo...

Espero que pronto puedas volver a disfrutar de ese parque tuyo con las mismas sensaciones... pero distintas.

Bonne voyage!!

derrotero dijo...

si.
siempre que puedo voy a ese parque y hago lo mismo, me siento en la hierba, sol o sombra según la época del año, y el horizonte es una de las ciudades más hermosas del mundo, como este parque. de momento no me he tumbado en ninguno más bonito, a dormir la siesta o lo que se tercie...

pirsinia dijo...

Vaya, me he equivocado de parque. Pero seguro que disfrutarás de los dos en breve...

trexa dijo...

Da igual, Pirsinia, lo que importa es la intención.
Otro día estuvimos en el parque con Doña Isabel, que decía que lo había hecho ella. A mí me cayó muy bien esta mujer. Tenía un anillo de plata grande, muy parecido a uno que llevaba yo por entonces. Me parecía una mujer que bien podría estar en una cena de un embajador, como fregando los platos en su casa. Lo que no entendí muy bien es por qué se casó con el del bigote...

derrotero dijo...

se casó con el "rebelde comunista" porque ella siempre ha sido una princesita de buen familia y tenía que escandalizar a sus padres, después de tantos años de noviazgo...
además habría que ver que dice "o alvaro" de todo esto.