domingo, 1 de marzo de 2009

por la noche

De niña me costaba dormir por la noche. Me parecía que durante el sueño me iba a morir, o moriría mi madre, o mi padre, o alguna de mis hermanas.
Compartía habitación con mi hermana pequeña, tres años menor. Cada una dormía en una cama con sábanas de Mickey y Goofy, o también unas de flores con puntitos rojos.

Al acostarme empezaba a temblar y me daba mucho frío. No podía apagar la luz, porque entonces era mucho peor, lloraba y me ahogaba, no podía respirar, vaya desastre.
Entonces le llamaba a mi hermana, "¿estás despierta?" Y ella, claro, se despertaba. Y le pedía que me contara un cuento. "¿Qué cuento?" , pues el que te sepas. "Pero es que no me sé ninguno", pues invéntate uno, anda.
Y entre las dos nos fabricábamos cuentos que no tenían pies ni cabeza pero eran cuentos que me acompañaban hasta quedarme dormida, ya sin miedo.
Muchas gracias, mi hermana.

2 comentarios:

pirsinia dijo...

Jo Lisa... Esta es una de las razones por las que quiero tener más hijos. Quiero que Izaro pueda vivir todas las experiencias que suponen los hermanos. Porque yo estoy orgullosa de tener hermanas y no os cambiaría por nada. Porque me gustaría que alguien pudiera reconfortarla por la noche si yo no puedo estar allí o que ella fuera la que reconforta, que se sienta un poco "heroína".

Pues eso, que te quiero un montón.

Besitos

trexa dijo...

Para mí mis hermanas son mis mejores amigas, mis diferentes puntos de vista a la hora de ver las cosas, mi pierna izquierda y mi pierna derecha, así de importantes son para mí.

Un besito, pirs.