martes, 31 de marzo de 2009

en los libros


No suelo comprar libros, los tomo prestados en la biblioteca o me los regalan. La mayoría de los que leo suelen ser prestados. Antes que yo los ha leído más gente y están arrugados, algunas hojas dobladas, con manchas de chocolate o gotitas como de agua que a veces creo que son lágrimas.
Me encuentro muchas cosas dentro. Hace unas semanas, en el libro "Algún amor que no mate" de Dulce Chacón encontré una tarjeta amarilla brillante de un restaurante de Tours, Francia. El restaurante se llama Au chien jaune, algo así como el perro amarillo y en la tarjeta aparece un perro dibujado de un sólo trazo en tinta negra meando contra una farola. La farola está inclinada hacia atrás, como si quisiera evitar que le mojara el pis del perro. Trae la dirección y el teléfono, 74 rue B. Palissy, 37000 Tours. Tel. 0247051017.
Ayer, en el libro "La ninfa inconstante" de Cabrera Infante me encontré con una hoja cuadrada blanca llena de letras y números en lápiz. Parecía una receta de un pastel y también un horario de tareas. No fui capaz de descifrar lo que decía y la volví a dejar allí.
A veces guardo las cosas que me encuentro, como si estuviera paseando por la orilla del mar y recogiera las conchas más brillantes que me traen las olas. Otras las dejo dentro, porque pienso que son mensajes dentro de botellas que no son para mi y los devuelvo al mar.

3 comentarios:

Olalla dijo...

las vidas de los libros, la verdad que a veces contienen mundos y los comparten al cambiar de manos. cuando estaba en lisboa me encantaba ir a los mercadillos de libros de segunda mano, allí denominados "livros manuseados", definición que me maravillaba, porque realmente los manoseamos, cuando vuelves atrás para releer, cuando anotas ideas, cuando lo guardas, cuando te emocionas y lo agarras fuerte, cuando se te cae el café, cuando admiras un texto y deslizas la mano sobre el como si lo pudieses agarrar...

un beso

trexa dijo...

... y cuando lo hueles, yo también los huelo.
Me gusta mucho leer libros usados. Me parece un despilfarro leer un libro y dejarlo cerrado tanto tiempo en la estantería.
Tengo pocos libros en casa, sólo regalos con gaviotas y barcas dibujadas, libros con notas que leo con emoción. A esos los cojo y a veces los abrazo, pensando que alguna vez estuvieron en sus manos, y me parece que abrazo también a la persona.

Me encanta ese nombre en portugués, livros manuseados.
Un beso.

Olalla dijo...

cierto, el olor es fundamental...