lunes, 22 de septiembre de 2008

luz roja


Hay una lápara roja en medio del salón. Al encenderla, todo se tiñe de rojo.
Se ha sentado cerca de ella. Su cara está roja, las orejas, un poco separadas, también. Lee con una atención roja un libro dorado. Tiene un brillo rojo en el labio de abajo y en la punta de su nariz. Su camiseta y las zapatillas se han convertido al igual que sus manos huesudas. No se mueve de tan rojo que está.
Le miro sin que se de cuenta. Una sensación roja me sube desde el estómago por la garganta. Es roja porque es caliente y me gusta, algo parecido a la ternura. Me acerco y le doy un beso en su cara roja. Me mira extrañado con puntitos rojos en los ojos. Vuelve la mirada al libro dorado y yo me siento lejos de la luz roja. Está mejor así, él envuelto en esa luz, yo mirando desde fuera.

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