miércoles, 10 de septiembre de 2008

moriki



Hoy no es un pequeño placer lo que voy a describir. Hoy es una gran tristeza. Tenía 3 años, no abultaba mucho, apenas llegaba al kilo y medio, pero se hacía notar. Defendía a los que eran más grandes que ella, era muy cariñosa y se tumbaba con la tripita hacia arriba para que la acariciara. Le daban miedo los cohetes y escondía los huesos por el jardín. Le gustaba esperar a su dueño dentro, debajo o al lado de su furgoneta.
Qué raro hablar de tí en pasado...
Hoy le ha pillado un coche y ha cruzado el puente del arco iris. Seguro que allí le esperan moviendo el rabito Aris como el jefe, Zuri como la locatis caza mariposas, Lur, el pequeñín.
Te vamos a echar mucho de menos, Moriki guapa.

El Puente del Arco Iris

Hay un puente que queda entre el Paraíso y la Tierra, y se llama Puente del Arco Iris.

Cuando un animal que ha sido especialmente amado por alguien aquí en la Tierra muere, entonces va al Puente del Arco Iris.
Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales, para que ellos puedan correr y jugar juntos.
Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo.
Todos los animales que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.
Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: cada uno de ellos extraña a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás.

Todos corren y juegan juntos, pero llega un día en que uno de ellos se detiene de repente y mira a la lejanía. Sus brillantes ojos se ponen atentos; su impaciente cuerpo se estremece y vibra. De repente se aleja corriendo del grupo, volando sobre la verde hierba, moviendo sus patas cada vez más y más rápido.

Tú has sido avistado, y cuando tú y tu amigo especial finalmente se encuentran, los dos se abrazan en un maravilloso reencuentro, para nunca separarse de nuevo. Una lluvia de besos cae sobre tu rostro; tus manos acarician nuevamente la cabeza amada, y puedes mirar nuevamente a los confiados ojos de tu mascota, tanto tiempo apartada de tu vida, pero nunca ausente de tu corazón.
Entonces los dos cruzan el Puente del Arco Iris juntos..

2 comentarios:

Sunny dijo...

Lo cierto es que muchas veces no reparamos en lo mucho que amamos a un animal hasta que finalmente lo perdemos...

Me ha gustado mucho tu reflexión, me reconforta saber que aún hay gente preocupada por soñar y recordar.

trexa dijo...

Gracias por tu comentario, srta. darcy. Ella merece aunque sea este pequeño recuerdo, era muy especial.